En el masaje relajante, el objetivo principal es aliviar la tensión y conseguir un estado mental de relajación, priorizando las manipulaciones y los pases suaves por encima de los movimientos bruscos y fuertes, más reservados para el masaje terapéutico o el descontracturante.
El masaje relajante se realiza normalmente en una camilla, con la parte del cuerpo a trabajar al descubierto, con manipulaciones suaves y poco profundas, e intentando ofrecer en todo momento una sutil pero agradable estimulación sensorial al paciente, de manera que los sentidos del olfato, el oído y la vista puedan añadirle un valor extra.
Por este motivo es primordial disponer de una cabina de masaje con un ambiente relajante, una temperatura adecuada, estéticamente agradable, una música suave e ir jugando con los aromas de los aceites usados sobre el cuerpo de la persona para proporcionarle a ésta el mayor bienestar, confort y relajación posible, para que ésta pueda disfrutar de un agradable momento para él o ella.